Comentábamos hace algún día que el gobierno pretende dar facilidades para la contratación a tiempo parcial, facilitando el despido –que será libre y gratuito durante un año- a las empresas de menos de 50 trabajadores en relación a aquellos contratados con esta modalidad. Aunque la nueva normativa ofrece nuevas herramientas a los empresarios tiene algunas limitaciones y consecuencias, positivas y negativas, que conviene subrayar.
En primer lugar se limita la posibilidad de realizar horas extraordinarias a trabajadores que se encuentren en esta situación. Prohibiendo este tipo de trabajo fuera de horario se pretende que las empresas que realmente necesitan estos trabajadores no abusen de esta contratación y procedan, paulatinamente, a una integración de los trabajadores en su plantilla habitual a jornada completa.
Para ello se impulsa la ampliación de jornada, siempre y cuando el contrato sea de al menos 10 horas semanales, mediante las llamadas ‘horas complementarias’, las cuales no podrán superar el 30% de la jornada pactada (dicho porcentaje podrá aumentar hasta un 60% si así se recoge en convenio colectivo). Para facilitar todavía más este tipo de acciones el Gobierno reduce el plazo de preaviso para la realización de horas complementarias de siete días a tres. Este plazo se elimina para las horas complementarias realizadas por trabajadores de contratos indefinidos, casos en los que no será necesario preaviso (como máximo un 15% ampliable por convenio hasta un 30%). Según la ministra de empleo estos cambios se proponen para intentar lograr una contratación estable, aunque el tema trae cola y su complejidad es elevada.
La consecuencia negativa que puede darse es la proliferación no del uso de contratación a tiempo parcial, sino de esta contratación como ‘parche barato’ para necesidades reales y estructurales de la empresa. Asimismo parece que, tal y como muestran los estudios de fraude en la seguridad social emitidos por la propia Administración Pública, este tipo de contrataciones pueden llegar a utilizarse como ‘coartada’ ante eventuales problemas o accidentes en trabajadores que legalmente se encuentran realizando un número determinado de horas pero que en realidad hacen jornadas más largas.
Las consecuencias que pueden preverse como positivas es un aumento de la contratación o, dicho de otra manera, de la probabilidad de que una familia ingrese algo de dinero al mes en el caso de que no lo haga. Y el empresario, por su parte, tiene a su disposición nuevas herramientas para lograr una eficiencia superior dentro de su producción.