Las pequeñas y medianas empresas NO son el problema, son la solución. Debemos tener esto claro, ya que son actualmente las únicas capaces de tener un dinamismo lo suficientemente rápido como para ajustarse a los cambios del mercado, porque son las únicas que son capaces de crear empleo y no destruirlo, y porque están preparadas para crear un ambiente más profesional y de maximizar el ratio de beneficio por trabajador. Pero hay un problema: están acomplejadas frente a los gigantes internacionales. Tranquilas, debéis tener en cuenta qué podéis ofrecer que no se encuentra al alcance de estos gigantes… y explotarlo.
Como comentaba en la entradilla una empresa con una dimensión manejable es capaz de pivotar con rapidez. Pero para lograrlo debemos tener cien ojos y analizar los indicadores que nos permitan prever los cambios del mercado. Por esta razón las empresas más pequeñas deben tener las herramientas suficientes activadas que estudien el mercado. Y deben ser capaces de tomar las decisiones que requiera cada situación de una forma rápida. ¿No hay consejo de accionistas? Vale, tenemos menos capital inicial en la empresa, pero nuestra capacidad de maniobra aumenta exponencialmente.
Otra ventaja es la posibilidad de explotar nichos de mercado que no son interesantes para las grandes empresas. Pongamos un ejemplo fácil: Google tenía una aplicación que permitía leer noticias. Aplicación que ni siquiera vendió, sencillamente dejó de darle soporte. ¿Qué pasó el día siguiente? Que había decenas de aplicaciones que hacían esta labor. ¿La razón? Da dinero, pero no el suficiente como para mantener parte de los recursos por una empresa grande. Lo mismo sucede en muchos otros ámbitos, y es nuestra obligación descubrir estos modelos de negocio aparentemente más humildes pero que terminan siendo cruciales para el crecimiento de nuestra empresa.
Por supuesto no puedo dejar de nombrar la atención personalizada. Las grandes empresas, las empresas que tienen el negocio muy expandido y estandarizado pecan, por regla general, de tener un trato al cliente poco personalizado. ¿Por qué? Porque la posibilidad de poder conseguir más clientes es más beneficioso que dar un mejor servicio a los que ya hay. Los que terminan yéndose son, en estos casos, menos de los que se consiguen. Y se quedan con aquellos a los que este servicio más impersonal les es suficiente. Las empresas más pequeñas pueden aprovechar esta situación.
La conclusión a la que llegamos es que no debemos acomplejarnos sino aprovechar todo aquello que está a nuestro alcance y que nos diferencia de las grandes empresas.